En Galicia, el viento que recorre los montes y el mar que golpea las costas parecen susurrar historias antiguas. Entre esas voces se encuentran las de los celtas, un pueblo que dejó una huella profunda en nuestra tierra. Sus poblados fortificados, conocidos como castros, se levantaron hace más de dos mil años en lugares estratégicos: penínsulas rocosas, cimas de montes y valles fértiles. Hoy, las piedras que aún resisten nos invitan a viajar al pasado y descubrir cómo se forjó parte de nuestra identidad.
🌀 La huella celta en Galicia
• Los celtas llegaron al noroeste peninsular hacia el 700 a.C., desarrollando una cultura propia que alcanzó su esplendor antes de la romanización.
• Los castros eran aldeas fortificadas con murallas y viviendas circulares de piedra, reflejo de una vida comunitaria ligada al mar y a la tierra.
• La espiritualidad celta sigue viva en símbolos como el trisquel, en la música tradicional y en las leyendas que aún se cuentan en las aldeas gallegas.
🏰 Castros imprescindibles en la provincia de A Coruña
La provincia de A Coruña conserva algunos de los castros más emblemáticos de Galicia, auténticos museos al aire libre:
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| Castro de Baroña (Porto do Son) |
• Castro de Baroña (Porto do Son): situado en una península rocosa, rodeado por el Atlántico. Sus murallas y viviendas circulares son un icono de la cultura castreña.
• Castro de Borneiro (Cabana de Bergantiños): uno de los mejor conservados, excavado desde el siglo XX. Pasear por él es viajar al día a día de los celtas.
• Castro de Elviña (A Coruña ciudad): un yacimiento urbano que muestra la transición entre la cultura celta y la romanización.
• Castro de Neixón (Boiro): enclaves marítimos con gran valor arqueológico, vinculados a antiguas rutas comerciales.
• Castro de A Cidá (Ribeira): en lo alto de un monte, con una estructura defensiva ovalada que domina el paisaje.
✨ Consejos para tu visita
• Calzado cómodo: muchos castros están en zonas de monte o costa.
• Disfruta del entorno: las vistas al mar y al paisaje gallego son parte de la experiencia.
• Imagina la vida celta: las hogueras, los rituales y la comunidad que habitaba estas piedras.
🎯 Conclusión
Visitar los castros de A Coruña es mucho más que recorrer ruinas arqueológicas: es caminar sobre las raíces vivas de nuestra cultura. Cada piedra guarda el eco de rituales, batallas y celebraciones que dieron forma a la identidad gallega. Al contemplar el horizonte desde Baroña o Elviña, uno siente que el tiempo se detiene y que la memoria celta sigue latiendo en el viento, en el mar y en nosotros.